Democracia y dictadura: sobre el gobierno (XX)

Se suele usar el termino de "leyes" para referirse, tanto a las normas que, para regular la convivencia, nos damos a nosotros mismos; como a las dinámicas de la Naturaleza de las que no somos dueños. Como fuera que ambos sectores podrían ser más distantes que parecidos, utilizaré un término para cada clase. Tenemos una expresión muy antigua, siempre apropiada entiendo, para referirnos a todo aquello que el hombre no puede cambiar, porque siempre vuelve a estar: "la naturaleza" de algo, "su naturaleza", o en términos generales, la "Naturaleza"; y también adjetivamente se aplicará este término, como al decir que algo "es natural". En el otro lado, se seguirá usando el término de leyes, denotando siempre artificiosidad.

También, en atención a los distintos fenómenos que en cada caso se asociasen, convendría utilizar expresiones diferentes que distingan uno del otro, tanto su hecho natural como el político, éste sí, propiamente, el gobierno. Como se viene afirmando, la función social del gobierno, en términos absolutos, es indestructible para el ser humano; y así también, se significa el carácter natural de esta función. Pero bastaría con convenir en que el concepto de gobierno pertenecería al ámbito de lo humano; y que por lo tanto, hablar de naturaleza del gobierno, sería referirse al conjunto de elementos del gobierno que el ser humano no puede eliminar. Por ejemplo, al hablar de la alimentación, podríamos distinguir el ámbito de las costumbres humanas del ámbito de su naturaleza; dicho en el sentido, éste otro ámbito, de referirse al carácter de necesidad que la alimentación implica para el ser humano. En un caso, por ejemplo, podríamos hablar de las distintas formas que tenemos de alimentarnos; en el otro, sin embargo, de los elementos de la alimentación que de facto son, para nosotros, inamovibles (naturaleza de la alimentación).

Existe un elemento del gobierno que parece permanecer siempre. Pues a pesar de las apariencias, no resulta posible encontrar en la práctica una función gubernativa claramente disuelta: Al fin y al cabo, todo gobierno se centraliza en una persona. Este carácter de centralidad resultaría formar parte de su naturaleza.

En las democracias occidentales, la división jurídica de poderes no sólo no elimina la figura del presidente del gobierno (primer ministro, jefe del estado, etc.); sino que se podría decir que precisamente debido a la naturaleza del gobierno, y sobre este presupuesto, el ser humano construye modelos de gobernanza. De hecho, la idea de depositar un gobierno, materialmente o de otra forma, en todos los ciudadanos es, y será, claramente un mito. Cualquier comunidad que observemos, ya sea política, asociativa, pública, privada, familiar o amistosa, dispone de un sistema de gobernanza centralizado en una persona. Un grupo de amigos, por ejemplo, incluso partiendo de la hipótesis de que nadie lo dirija, tampoco podrá evitar que las decisiones que se tomen para la actividad del grupo, tengan su fin o su principio en una sola persona.

Imaginemos por ejemplo la siguiente historia de un grupo de cinco amigos que quiere pasarlo bien una tarde. Eso lo decidieron entre todos el día anterior: "Mañana por la tarde vamos a quedar para pasarlo bien", se dijeron entre todos y todos estuvieron de acuerdo. A las cuatro de la tarde del día siguiente, uno quería ir al campo de basket, otro al de futbol, dos querían tontear por la calle cerca de las chicas y otro quería practicar dance. Cuando quedaron lo echaron a los dados, porque hacía tiempo que no se lo jugaban a suertes. Salió que iban a tontear. Uno se riló porque últimamente andaba a malas con una de las chicas. Los otros cuatro finalmente pasaron la tarde alegremente, entre anécdotas, metaversos, miradas, deseos, chats y carreras. Teniendo en cuenta el episodio relatado, preguntémonos antes de todo si cabría hablar de algún tipo de gobernanza dentro de ese grupo de amigos. Y puesto que, como pasarlo bien en conjunto no puede pasar sin, precisamente, estar en grupo, se da el caso de ser una actividad necesariamente colectiva. Y así, como ya se ha afirmado en otras ocasiones, estas actividades conllevan un gobierno. Pero de lo que ahora se trata, continuando con el grupo de amigos como ejemplo, es de comprender si existe un elemento natural de centralidad en el gobierno.

Actos como la propuesta inicial, la forma de tomar la decisión, la decisión, la ejecución de la decisión o el mantenimiento voluntario del objetivo, forman parte de una necesaria serie de cosas para la actividad que nos sirve de ejemplo. Se trata de un orden natural que es inviolable: y no solo en el marco de la actividad del grupo de amigos. Ahora bien, desde el punto de vista del individuo que actúa, o desde el del grupo por decirlo metafóricamente, lo que "se nos da como necesario" (la Naturaleza) no es lo determinante, sino su racionalidad. Esto es, que el orden propio de la serie de actos es o sea racionalizado. De hecho, en el grupo de amigos, eso mismo que no dejará de ser necesario, en sí, no se ve sino más bien como una nebulosa donde, a cada paso, se puede cambiar racionalmente de opción. El natural orden no desaparece ni es inhibido; lo que podría cambiar es todo lo que tiene paso por él. Si por ejemplo, una vez tomada la decisión se decidiese hacer otra cosa, la serie de actos permanecerá incólume, pero cambiará un objetivo por otro. El orden natural, racionalizado, es un proceso donde las cosas se mueven y la voluntad gobierna. Si nos referimos al ámbito propio del individuo, se hablará de "autonomía" o de "autogobierno"; y si nos referimos al ámbito de la actividad colectiva, se hablará, especialmente, de "cogobierno".

No es posible pensar en ejecutar un plan, como "pasarlo bien esa tarde", sin que participe una voluntad que lo "gobierne". Pero la cuestión ahora es si la "cogobernanza" se centrará naturalmente en una persona.

En el orden natural del gobierno se podrían incluir fenómenos como los siguientes: un empuje en los seres humanos a hacer cosas conjuntamente; la fijación de esas cosas para hacer y de los medios para hacerlas; la actualización de los cálculos; el seguimiento; y, en general, aquello que teóricamente se corresponde con la idea de "hacer algo en conjunto". Además, quedaría por señalar lo relativo a la naturaleza de su división, justamente lo que ahora se busca.

Cuando se trata del "autogobierno", su división, por decirlo de alguna forma, se hace entre uno. Con relación al autogobierno no existiría una naturaleza que mantenga la autonomía del individuo distribuida entre varios sujetos. No parece que sea posible eliminar la voluntad de un individuo sino eliminando su vida. En este sentido, cualquier límite que se le imponga, como cualquier otra delegación, sustitución o alternancia, no cambiará el hecho de la soberanía de la autonomía individual. Así, en su caso, cada una de esas limitaciones responderán, no a la naturaleza del autogobierno, sino a la división que precisamente cabe esperar en el cogobierno.

Retomando el ejemplo del grupo de amigos, imaginemos también el ejemplo de una orquesta; el de una banda de rock con cuatro miembros; o el de un rascacielos que se construya con un ejército de robots. Consideremos el sentido que podría tener la figura del director de orquesta; o el de una orquesta sin director; o con dos directores que muevan la batuta al mismo tiempo. O consideremos la posibilidad de la banda de rock sin líder. O, en el caso del rascacielos, el hecho de que el programa de cada uno de los robots sirva para sumar todas las partes en una. Pero tampoco perdamos de vista el ejemplo de una brigada que se conduce sin mando en el campo de batalla. Y continue siendo el hilo el ejemplo del grupo de amigos.

Cabría pensar que el plan de los amigos para la tarde se desarrolla sin la intervención de ningún "gobierno" (un jefe, un líder, un cabecilla, etc.). Pensaríamos que simplemente están disfrutando de la tarde, pasándolo juntos y haciendo el tonto, como habían previsto. Diríamos así mismo, que no encontramos ninguna necesidad de la que se desprenda la figura de una dirección para llevar a cabo el plan. Quizás el plan no comprenda la fabricación de ningún objeto que requiera una tarea ordenada, como seria si se tratase de hacer una mesa o llevar materiales de un sitio a otro. Quizás, igualmente, no haga falta calcular opciones ni vigilar la ejecución, sino que el plan se cumple haciendo cado uno lo de siempre. Y así, a pesar de tratarse de algo que se hiciese en conjunto y de que sin el conjunto no podría hacerse, quizás diríamos que, incluso aceptando que respondiese a un orden natural, para este caso o no se necesita la figura de ningún líder o de hecho podría distribuirse entre todos.

Pero cabe también, sin embargo, mirar de otro modo. Porque, aunque se tratase de un resultado fabricado o de otro tipo, como el de pasarlo bien en grupo, todos los casos implicarán, como un orden natural al que responden, tanto la consecución de una serie de medios para cumplirse; como la actualización y la vigilancia; además de la determinación previa del plan y la definición de los propios medios. Y considerando la posibilidad de que lo que represente al gobierno fuese una costumbre de cada miembro, también cabe otra mirada. Porque, aunque se tratase de una costumbre muy experimentada, como pasaría en el caso de una banda de rock donde cada miembro tuviese hiperensayados los temas, no dejaría de ser "la costumbre de cada uno" y no la costumbre del papel del líder. O considerando que a cada robot se le podría programar la ejecución de su parte, y que el resultado final fuese igual a la suma de las partes, cabría así mismo mirar desde el punto de vista de la unidad. Me explico, porque no se trata de una petición de principio. Si el líder es necesario, si el gobierno centralizado en una persona tiene una base natural, esto podrá distinguirse… Pensemos en un eje: Varias personas, un objetivo, un camino, un director.

El plan de pasarlo bien esa tarde es en sí un objetivo algo más amplio. Porque el plan comprende algunas determinaciones más o menos genéricas, como el dónde, haciendo el qué o hasta cuándo. En su conjunto, el plan, se relaciona con cada uno de los partícipes; y al mismo tiempo, cada uno de ellos conserva su exclusivo punto de vista. Pero digamos al respecto que cada punto de vista de los miembros coincide necesariamente en el objetivo en que consiste el plan. Esto representa un "sistema" que es como una especie de transición, por la que se fluye entre un espacio artificial necesariamente compuesto (el que forman cada uno de los miembros) y otro artificial necesariamente simple (el que forma el objeto del plan).

Este plan al que se está haciendo referencia (y pensaría que cualquier otro también), debe llevarse a cabo de una forma mínimamente ordenada. También, para comprender más fácilmente la ejecución al completo, será útil seguir la dirección y sentido que ha llevado el plan (o que habría de llevar). Cabe apuntar que se trata de una orientación, artificial, dirigida hacia el objetivo; cuyo sentido formará una especie de "línea" que avanzará conforme se vaya confundiendo en la finalidad. Y así, junto a la multiplicidad de actos e individuos, aparece, como parte de este desarrollo del plan, el trazado de la ejecución: "su línea". Parecería que esta realidad es un mero producto racional. Y en cierta medida es así, porque se trata de la ejecución (o del planteamiento) de un plan, donde todo, en cierta medida, es un producto racional. Pero ante todo, se trata de un orden natural: al fin y al cabo, lo que une el antes y el después de un fenómeno ha de tener un sentido (y una dirección).

El grupo de amigos quedó en pasarlo bien esa tarde tonteando por la zona. Existe un buen número de cosas que todos saben que tienen que hacer para pasar una buena tarde. Porque ellos se conocen, son muy amigos y todo eso los ha unido anteriormente. Llegado un momento, cuando inesperadamente aparecen dos olvidados conocidos con ganas de molestar, el grupo empieza a buscar salidas. El plan tiene su primer incidente y necesita ser revisado. Pero el grupo de amigos confía en uno de sus miembros. Y siempre es así. Siempre ha tenido un líder que, como de forma inmediata, se hace cargo de los planes. Es como si el líder siempre supiese qué dirección tomar si las cosas se alejan de lo previsto. Es como si el líder, viendo como todos el objetivo del plan, y viendo, como todos, lo que cada uno de ellos está haciendo y las cosas que acontecen, su punto de vista estuviese más fresco y más dispuesto para adelantarse… y quizás sea porque la posición del líder la están nutriendo entre todos.

Si la naturaleza de una actividad conjunta supone una serie de elementos que sin menoscabo han de ser reconocidos en la subjetividad de cada participante, es posible que uno de esos elementos sea la dirección de uno de los miembros. Si para alcanzar un fin es necesario en todo momento que, la suma de las contribuciones individuales, cuáles y cómo han de ser, constituya un único resultado (precisamente el resultado que formará parte del iter hacia el objetivo), parecerá que la elección sobre cuál de todos los cálculos posibles es el que va a pasar a formar parte de la línea hacia el objetivo, sólo quepa en una persona. Al fin y al cabo ¿cómo puede caber en dos personas el mismo punto de vista al mismo tiempo?

Veremos que el hecho natural que determina que el gobierno se centralice en una persona, implicará una tensión acumulada en la línea gubernativa; implicará una acumulación de fuerza y energía; implicará un régimen de alimentación propio. Esperemos poder verlo en otro momento.

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