Como si no estuviese

Íbamos entre un aire helador
Tapados con nuestras impenetrables pieles
Mirándonos las manos, los dedos,
Mirándonos las rodillas y las uñas 
Con nuestras mentes preparadas
Y pegados a los ojos
A nuestros cristales sin luz
Ávidos de rayos en la oscuridad.

Íbamos pegados, con nuestros pechos,
Nuestras piernas, espaldas y cuellos,
Enredados unos a otros
Sin sentir más que el vacío
De nuestro nombre yendo
Mirándonos las manos, la cara,
Los hombros y los dientes
Escuchando la voz de nuestra garganta

Y vivíamos tras el día que no estaba
En un escalón de fuego harto de lágrimas
Donde caían nuestras pisadas, donde
Los instantes morían como gotas
Mirándonos como si un velo de humo brillante
Estuviese más cerca que nada
Mirándonos como si nunca más nos fuésemos
A ver.

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