Democracia y dictadura: sobre el gobierno (XIV)

La actividad humana podría subdividirse según si es o no voluntaria. La que no es voluntaria comprendería los comportamientos mecánicos; pero los demás, deberían ser contemplados como directa o indirectamente voluntarios. Tengamos esta división presente, al menos para servirnos de ayuda en la elaboración de esquemas y argumentos. En cuanto a las cuestiones relativas al gobierno, digamos que su necesidad, desde luego, no pertenece a la esfera de la voluntariedad humana; sin embargo, en cuanto que realidad a través de la cual lo congénito se materializa, es pura voluntad. Pues, si el ser humano es inconcebible sin la realización conjunta de su actividad, también es inconcebible esta misma actividad sin ser voluntaria. La cuestión se dirigirá hacia la supuesta integración de las voluntades individuales en el gobierno.

La voluntad individual, es propiamente individual cuando se dirige exclusivamente a la misma persona; pero si se dirige también, en principio, a los demás, entonces es la voluntad en la que consiste el gobierno. Esta voluntad gobernante, adecuada a la naturaleza congénita, no solo tiene la propiedad de dirigirse a los demás al tiempo que incluye al mismo sujeto; sino que este también puede excluirse, viciando así esa voluntad: la corrompe. Esta es la base de todos los males políticos; es uno de los badajos de la injusticia.

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