Well-ordering (XXXI)

Nosotros no debemos omitir en nuestros pensamientos la causa de Dios. Porque tratándose de comprender las cosas, es fácil aprender a caminar, a hablar y a seguir al Sol con la mirada; pero resulta imposible entender las razones referidas a nuestras obligaciones si negamos que este mundo ha sido hecho por Dios. 

Pero quizá tampoco sería fácil entenderlas reconociendo que este mundo no lo hemos hecho nosotros, mas una divinidad. Podría decirse que son varios los dioses hacedores; que según con quién de nosotros hablasen y cuál de ellos lo gobernare, ordenarían distintas cosas. Incluso afirmaríamos que parte de esas palabras dadas entrarían en contradicciones…; las Moiras también cuidaban los delitos del Olimpo. Y así, nada se hubiese adelantado.

Por un lado, responder que este mundo no tiene origen, ni Dios ni causa, impide todo avance. Es más práctico decir que no se puede demostrar. Porque tal negativa afirmación obliga a negarlo todo; ¿o acaso se pueden negar aquellas cosas y afirmar que, no obstante, los objetos que nos rodean, incluso nosotros mismos, somos algo? ¿Qué podemos ser si el mismo mundo no tiene referencias? ¿Podemos afirmar que parpadeo si antes afirmé que mi piel no tiene razón de ser? ¿Podemos afirmar que hay átomos si afirmamos que la Ley que los mantiene unidos es un simple azar, esto es, que no es una Ley?

Y si afirmamos que hay leyes en el mundo, ¿podemos negar que hayan sido hechas? Pero por otro lado, reconocer la deidad ¿nos distingue el bien del mal?

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