Democracia y dictadura: sobre el gobierno (VII)

Los individuos, en nuestra praxis, abrimos caminos por los que pasamos y habremos de volver a pasar. De hecho, la conducta se hace de esos caminos. Y estas vías que se abren, que permanecen, que luego canalizan casi que la persona entera por ellos, son robustos, penetrantes y atractivos. Sin embargo no tienen más vida que la que les da quien los recorre… Y no dejan de estar transitados hasta que otros de fortaleza tal los desvanecen. Y en la sociedad, donde los individuos compartimos con otros el sino, yendo juntos, también abrimos aquellos caminos. Es como si todo lo que nos rodea estuviese trazado con unos y otros. Y bien podríamos llamar con el nombre de leyes a esos que llevan el signo social: que unas veces las escribimos al tiempo que los vamos abriendo, y tienen mucho de buenas o malas intenciones; y otras veces se disponen después, describiendo vías que no entendíamos que estamos pisando.

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