Well-ordering (XXVIII)

Nosotros no estamos solos. La mentalidad que sistemáticamente niega la trascendencia de la vida humana, alimenta sin quererlo la sensación de soledad que ataca al hombre. Sin embargo no estamos solos. Porque aunque de esa mentalidad rezume la impresión de que estamos muertos en vida, somos hijos, hermanos, padres y congéneres, únicamente abandonados por nosotros mismos.

La soledad del individuo es una ficción que sirve, paradójicamente, a los intereses de alguien. ¡Ay la soledad! Pero no existe, sino en medio de caminos cruzados. ¡Cuántos se han visto empujados a renunciar a sus sentimientos por miedo a una exclusión que simplemente se vende y se compra! ¡Y cuánto se lamenta, no sin deseo, el presumido ego mientras arrastra a la propia voluntad de convidada! ¿Y no son dos entonces los que van? Esa mentalidad se mueve terca y sin orificios hacia la nada y alumbra sin querer, con su sueño de la nada, todo lo que hay.

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