Owing (XVI)

Nos preguntaríamos si hacer una cosa es posible porque nos preguntaríamos si lo que ocurre no es universalmente debido a alguna forma de moverse que, incluidos nosotros, ya tienen las cosas. Lo mismo se podría también expresar diciendo "moverse necesariamente" o "moverse ordenadamente" o "moverse predeterminadamente"; y aunque no es lo mismo sí es lo mismo. Tengamos en cuenta que desde la antigüedad existió una línea de pensamiento que afirma, de una manera u otra, que las cosas que ocurren pasan siguiendo lo previsto por las leyes de la Naturaleza. Y entonces, se habrá de entender, que existiría el tiempo, el movimiento o el orden (con sus leyes y con su inteligencia); pero, también habría que entender, que las bases para poder deducir la intención de esas leyes o la personalidad de esa inteligencia no vendrían explicitadas. Además, quedaría el problema de que una ley sin intención es desorden y una inteligencia sin personalidad es desorden. Esta línea de pensamiento, al defender la idea de la predictibilidad, habrá de dirigir preferentemente su mirada hacia el fenómeno del descubrimiento del mundo; un mundo, no obstante, que ha de moverse: precisamente porque ha de ser predicho ¿Y si predicho, cambiase entonces al punto? (Dejemos esto a un lado). Añadiremos que siguiendo esta línea de pensamiento muchas escuelas han ido extremando sus cuadros explicativos; así, en función de los intereses que vinieron a defender, convirtieron las nociones de orden, tiempo y movimiento (así como otras relacionadas que, por ejemplo, afectan al significado de la persona, de la historia o de la sociedad) en conceptos tributarios. Aquí, por lo tanto, la intención de la legislación del orden, cuando no era explícitamente declarada, ya sí se podía deducir; e igualmente el sujeto inteligente, la naturaleza del tiempo o la del movimiento. Pero como ha de suponerse, una vez interpuesto aquello que es relativo al ser humano, la idea original de un mundo que se comporta conforme a ciertas leyes se queda en entredicho: ¿Cuántas personas se conocen que son como las leyes?

Nosotros estamos condicionados por nuestras necesidades. Ciertamente, el hecho de tener que procurarnos alimentos nos obliga a comportarnos teniéndolo en cuenta. Igualmente, mirado este caso desde el contexto de la comunidad política, tampoco esas necesidades desaparecen, por lo que, en general, las correspondientes obligaciones permanecerán intactas. Se quiere decir que el hecho de que la existencia de la comunidad política se explique en parte mediante una capacidad de autoorganización, no debería permitirnos el arrogarnos una facultad de organizar lo que nos condiciona.

Cuando se piensa en las obligaciones que tenemos y nos preguntamos por qué sí o no estaría bien el cumplirlas, se puede sentir levemente como si una especie de disparo fotográfico flasheara un paisaje. Ante todo está la pregunta de cómo es posible hacer otra cosa de la que debemos y, por qué, si en efecto es posible hacerla, no debamos.

Si nosotros no fuéramos seres capaces de formar el universo, o dicho de otra forma, si el futuro, en lo que de relativo a nosotros respecte, estuviera ya escrito, cualquier cosa que hiciésemos justificaría nuestras obligaciones. No se trata de explicar nuestra inquietud sobre lo que nos espera llevándolo hacia una cierta sensación, que tuviésemos, de estar haciendo cosas que hubiéramos podido no hacer; ni siquiera aunque se aceptase que detrás de la sensación habría un mundo en el que ya estaba escrito lo hecho por nosotros. Esta idea de una sensación de estar haciendo cosas nuevas aunque en realidad reinase un orden donde la novedad ya existía anteriormente, nos dejaría en idéntica posición respecto de las obligaciones: no tendrían sentido. Y tampoco se trataría de algún concierto que se adivinase entre el deseo personal y el plácet divino que viniere a responderlo y a colmarla de esas obras deseadas. En este sentido, quizás sostenido sobre pilares de organdí, cabría una respuesta que trajese un mundo donde el curso del río lo estamos eligiendo nosotros pero el mar adonde desemboca no es asunto que podamos tocar. Y así, si somos culpables somos libres; y si somos libres, hay un futuro que nos pertenece y otro que depende de nosotros.

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