Well-ordering (XIII)

Al mirar hacia el Universo y trasladar hacia Dios el pensamiento, esta vez me he encontrado en
otro mundo. Creyendo que en el Todo ya no queda nada por estar, creyendo que el
Todo es uno y que nada está fuera de El, he tenido una sensación, ante esa realidad
que formalmente entendida sería inamovible, de claustrofobia. Ser eternamente
uno mismo, sin que nada de lo que ocurra sea distinto a ti; ser eternamente
todo lo que fue y será sin que nada pueda cambiarte porque eres tu mismo y a tu
alrededor no haya otra cosa que tu ser; y no tener límites. Y aunque nada de
esto me lo pueda explicar, ni pueda darle un sentido racional, ni siquiera sea
capaz de asegurármelo, he pensado en la soledad y en el amor. En la soledad de
una sola voluntad y en un amor que empezaba a llenar mis deseos.

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