¿Qué es el comunismo? - 2

Criticando el modelo de trabajo por cuenta ajena, el error teórico (y práctico) en que ha incurrido gravemente el comunismo de los tiempos modernos, ha consistido en extirpar el derecho de propiedad en su espacio natural. En efecto, una vez reconocido el carácter excluyentemente acumulativo de la producción de bienes y servicios en la época, se modela una solución basada en la propiedad estatal. Ciertamente es una solución bien particular, pero que no deja respondida la cuestión de cuál es la regla que debe inspirar el juicio sobre el intercambio de bienes. Es cierto también, que en el entorno de la doctrina comunista postrevolucionaria (1789) se vino a establecer un principio que haría las veces de aquella regla, y que ordenaba el intercambio de bienes para que fuese "de cada uno según su capacidad a cada uno según su necesidad". Y por cierto que esto sí sería un verdadero principio de distribución de la riqueza; sin embargo, su eficacia fue incluso programáticamente desplazada hasta que se alcanzasen futuras etapas de desarrollo político: esto es, la cuestión, y ya no solo en la práctica, no se estaba resolviendo claramente. Al respecto y no obstante, que quede ya dicho, respecto de esta regla de justicia distributiva, que la humanidad apela a ella desde el mundo antiguo.

Los elementos que componen el objeto de análisis de esta cuestión sobre la distribución de la riqueza, se pueden reducir hasta por lo menos dos núcleos que, sin que sirva de estructura, cabe identificarlos con los ciudadanos uno y con el estado político el otro. Más allá, podría decirse que el intercambio se produce entre dos sujetos. Pero, por mucho que se quiera eliminar al estado político del análisis, es imposible conseguirlo porque el ser humano no existe sin sociedad. Por lo tanto, una primera aproximación al problema nos plantea un objeto de análisis compuesto por relaciones de intercambio entre sujetos y donde por su distinta naturaleza destaca uno que identificaremos como el estado político (en adelante lo denominaremos como "El gobierno"). Y digamos que El gobierno significa lo mismo que "Estado", pero que por razones vectoriales se prefiere la primera terminología. Con estas condiciones de partida, debemos ahora preguntarnos en qué puede consistir un intercambio injusto.

Sin embargo, querría introducir para continuar lo que podría interpretarse como una ley natural del comportamiento humano y que, de forma parecida a como afecta la necesidad de respirar, de alimentarse o de descansar, actúa también esta sobre la persona. Se trata de la necesidad que tiene el ser humano de sus semejantes. Este impulso que nos aboca sin remedio tiene por medio la incorporación de algo de otro a uno mismo. Sin este proceso de incorporación el ser humano no puede vivir. En los primeros años de la vida de una persona esta necesidad vital es evidente; aunque también resulta irresistible la atracción vital a lo largo de toda la vida humana. Por mucho que el siguiente ejemplo exceda de lo verificable, consideremos que un individuo que se alejase solo en una nave espacial hacia el espacio exterior, no podría sobrevivir sin tener ninguna experiencia con la que pudiese incorporar cosas de sus semejantes. Una tal soledad, sin solución de futuro, sin comunicaciones telemáticas, sin posibilidad de reproducir imágenes ni sonidos de semejantes que pudieran aliviar su necesidad, sin, al fin y al cabo, poder incorporar nada de otros para satisfacer esa ley de su naturaleza, lo conduciría más o menos rápidamente a la perdición, a la enajenación…, a la muerte.

El intercambio de bienes y servicios es una consecuencia necesaria de esta ley natural de la que se acaba de hablar. Estrictamente la ley impulsa a que se produzca un consumo de algo de otro; la atracción que siente el sujeto se produce desde el ámbito de lo personal de otro. Pero esto provoca una reacción debida por parte del otro que implica tener que proteger su ámbito personal. Esta medida de protección, que no deja de ser en todo caso visible en la experiencia diaria, es modulable, y entre otras maneras, también funciona produciendo la entrega voluntaria o menos voluntaria de bienes y servicios: lo que por sí mismo es ajustado a la ley de la apropiación. En consecuencia se genera la costumbre del intercambio que, con todo, sacia este impulso vital de apropiación del hombre que le impera aquella ley.

El gobierno, en la medida en la que se apropia de cosas que pertenecen al ámbito personal de las personas, no cumple directamente con esa ley, porque no es una persona. Pero sí, cumple, El gobierno indirectamente con la ley porque detrás de sus actos de apropiación están personas y sus necesidades de apropiación. Mientras antes se decía que El gobierno presentaba un papel destacado ya desde el esquema inicial del intercambio, ahora se quiere recordar que el dinero es su cara más oscura. Continuará...

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