Tres gritos

He de vagar callado
aunque todos oigan
mis ojos;
hasta que alguna piedra
me sonría
y se quede conmigo
¡Qué amigas tienen!
¿Y yo?
¿Sin darles ya patadas?
Y como un niño
me sentaría
a ponerles mis manos
en el suelo;
me echaría de lado
en su costado
y callaría con los dientes apretados.
Tendría su peso
sin infancia,
acordándome de la sangre que les he escupido.


Tente Noche en mis brazos
antes de salir
y llenarme de penumbra.
Tus estrellas se me apagan;
tu Luna de piedra,
de mármol,
se me hiela.
Tente Noche ya
larga sombra,
sin escondite que darme
¡Quédate en mis manos!
Que hemos hecho fuego
y no te calma;
hemos juntado nuestro brillo
¡No salgas hoy Noche!
¡Vete al alba!
¡Atrás hasta mañana!


Para, hombre
¡Para!
Mira tus manos
rojas, caídas,
muertas de miedo
¡Cuántas puertas han abierto ya!
Siempre atizadas,
siempre,
por puños de armadijos
¡Cuántas veces estambraron!
¿A dónde vas hombre?
¡Para!
Mira esa mujer callada
tiene las manos rojas,
caídas
y ahora va a bañarse al río
¿Qué haces, hombre?
¿Cuándo vas a ver tus manos?
¿Cuándo las vas a enseñar?
Y ahora que pasa el canto
 de esa voz callada,
ahora que podrás
atarte a ella
y podrás tejer una canción…
Te viene un eco áfono
a tus ojos engañados
¡Llora, hombre!
¡Qué pisaste tu camino!

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