El capitalismo (8)

Los capitalistas sienten un miedo terrible por el poder político. Esta es una infeliz consecuencia que se extrae de la necesidad que tiene del poder político el dinero acumulado. Se podría pensar que la dependencia que tiene el dinero acumulado del poder político, no es suficiente por sí misma para causar miedo en el capitalista. Y podría ser cierto si este confiase en algo más que en su cartera. Si el capitalista confiase en la humanidad, por ejemplo, el miedo fatal a la servidumbre del poder político, se le transformaría en pasiones vitalistas; aunque lo más importante sería que gracias a aquella confianza, él ya se habría convertido de su naturaleza enferma. Pero su vacuidad le tiene inundado, y la dependencia le produce miedo. El capitalista, en el fondo, no comprende la sociedad sino como si fuese una mina inerte en su abismo. Y todo indicio de vida más allá de su vacío, le convulsiona el entendimiento. Si amase algo fuera de sí, es que, no sería capitalista. Por eso tiene miedo al poder político.

Y movido por ese miedo inseparable, insuperable y mezquino, materializa una relación violenta y criminal con el poder político. El capitalista se esconde del poder político, lo niega porque está en su naturaleza negar todo lo que no es él mismo; y como táctica moral, despliega una praxis hipócrita tras la que oculta su decisión de hacerse con ese poder que tanto necesita. La relación del capitalista por el poder político es la historia de una lucha criminal; es la lucha de unos individuos inflados de vacío por llenarlo de orden. Pero solo pueden mintiendo y destruyendo, que es como desgraciadamente viven: y eso no es nada…

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