El capitalismo (10)

Los capitalistas no solo se mueven por su dependencia vital del poder político, sino que en tanto que la saca del Tesoro público contiene la mayor potencialidad económica de la sociedad, nunca se detendrán en el intento de atarla con sus propias manos.

En principio pudiera parecer que si el sector público monetizase todos sus intercambios con un dinero de signo distinto al que tienen acumulado los capitalistas, podría contenerse más fácilmente la mortal y desesperada mordida del capitalista. Sin embargo, una organización monetaria de distinto signo, tampoco evitaría por su propia naturaleza ser despiezada en las oscuras fauces de los poderosos y avaros capitalistas. Para este caso, lo importante no sería que el sector público hablase otro idioma en términos de moneda, sino si personas ajenas al sector público podrían poseerla. De este modo, una vez que la moneda pública no pudiera salir fuera de su sector, la voracidad del capitalista se dirigiría directamente contra el poder político. De otro lado, desde luego que si aquella moneda pública fuese intercambiable con la del mercado exterior, el objetivo del capitalista consistirá sencillamente en acumularla mediante obligaciones de cambio. Este es el mecanismo que explica la conquista de las economías sociales por los capitalistas. Una conquista, como dijimos, siempre criminal y sangrienta. Incluso en las devoraciones basadas en la convertibilidad, aparentemente menos trágicas, se entiende que la paulatina estrangulación de la moneda pública, no puede prosperar sin el fatal empobrecimiento de los viejos ahorradores. Su exclusión del nuevo circuito, solo abrirá grandes y profundas vetas, de las que justamente brotará la sangre.

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