Claves del amor

Admitamos que amar, tiene de común el dar bienes gratuitamente (a cambio de nada en absoluto). Cómo sea algo, que una vez hecho, no conlleve recompensa, se comprenderá si se piensa en el sacrificio que de sí mismo haría un soldado. Y aunque pudiera parecer que, cosas así, se hacen a cambio de una determinada paz interior, se trataría de un parecer impreciso. En realidad aquella paz interior no se obtiene a cambio, sino que de hecho, se tiene ya previamente. Se podría decir que es una suerte de bien interior. ¿Qué significa esto? Simplemente que, la paz de ánimo, solo requiere de nosotros que decidamos si la queremos o no. Solo eso: decidir si la deseamos o no. Por lo tanto, nada de lo que hagamos, excepto desearla, le es útil. Y por esto mismo, nunca viene a cambio de nada, excepto, aunque pueda parecernos de otras causas, del desearlo.

Con todo, y siendo, como hemos admitido, que el amar es dar bienes gratuitamente, preguntémonos si amar a quien no ama, es ciertamente amar. O dicho de otra forma: ¿Cómo amar a quien no ama? Porque podría pensarse que quien no está junto a uno mismo que dé, entonces los bienes que se le den podrían estar destruyéndose. Pues una cosa es dar y otra destruir. En efecto, para dar, es necesario que quien reciba esté con uno, porque si no lo está, ya nunca encontrará nada, y el bien no será dado sino perdido. Esto, no depende de que se quiera o no tomar el bien, sino, como digo, de si a quien se da está o no junto.

Hay muchas partes por las que se puede estar juntos. Y precisamente es en virtud de esas partes, por las que se puede amar. Siempre, entre las personas, es posible encontrar un punto en el que están juntas. Pero, solo este punto es la medida del amor posible entre ellas. En todo lo que no estén juntas, que puede ser casi un abismo de odio y opresión, no cabe el amor, porque será dar bienes a la nada. Si cualquiera de ellas, distingue el indefectible punto (o uno de ellos), por el que sus personas están juntas, tiene la clave del amor que debe a la otra.

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