Hablando a mi tundra

A paso lento, a mirada lejana,
siempre a cuestas del día
de mi pequeña revolución permanente;
entre Sol y Luna
entre Tierra y Mar
entre amado y solo.

Con cada relámpago en mis pizarras
saltando los escalones de bajada,
donde duerme la Utopía,
donde aliviar mis ojos rojos
mis palabras malheridas
mi garganta helada.

A paso lento, a mirada destemplada,
siempre detrás de mis deudas,
entre el llano de una explanada azul,
entre la ligera sombra del viento;
siempre atado
siempre dueño de nada.

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