¿Simples reglas? (2)

La problemática, que me produce vértigo, tiene que medirse desde algún punto. Aunque después, ese punto se entremezcle con lo demás. Empecemos pues, instalando los puntos de apoyo sobre la cuestión de qué puede ser aquello que cuando negamos a Dios es afirmado. O, si se discutiese que negar algo implica afirmar otra cosa, entonces, qué es aquello otro que no es Dios; y si se discute que no es nada, entonces, qué es esa nada. Porque si hay cosas que no son Dios, ¿qué cosas son esas? ¿Y quién las ha hecho sino Dios? Y es necesario recordar que se había dicho, que el mal, en primer lugar era la consecuencia por negar a Dios. E, insistamos, pues, al negarlo ¿no será necesario mirar a algún lado que no sea Dios, a fin de poder negarlo? Porque, si tanto simplemente negarlo, como que nada hay que no sea Dios, fuesen verdad, entonces, de la tesis en la que el mal es consecuencia de negar a Dios, se seguiría que también Dios es mal. Porque, Dios es todo, lo ha hecho todo, y puesto que hay mal, también lo ha hecho El.

Pero me parece que merece la pena continuar sobre la misma tesis. Porque la última anterior consecuencia, no resulta conveniente a la palabra que nos dice que Dios es bien. Y se habrá de continuar aunque tengamos que enfrentarnos a reconocer que si hay mal es porque antes Dios lo ha previsto. Y todo esto para estar con la interpelación que le hace a Job: "¿Quién fijó sus medidas? ¿Lo sabes acaso?" (Job, 38, 5). Porque ese Job, es una víctima. En efecto, todo lo ha hecho Dios. Y para que nosotros seamos libres, es necesario que nuestra facultad de elección presuponga distintas opciones, y por tanto, en cada elección debe existir un criterio de decisión. Dios nos ha revelado su criterio, al decirnos que si nos elegimos a nosotros mismos en cada opción, las consecuencias serán otras de las que querríamos. Pero, mirarse a uno mismo ¿es no mirar a Dios? ¿No está Dios también en nosotros? Sí, pero, si lo excluimos a El, o a los demás, ahí no está; porque aunque la realidad virtual en la que queda excluido es también parte de la obra divina, sin embargo, es solo una opción necesaria a la riqueza de nuestra libertad; donde solo está como Buen Pastor. Pero, ¿podría haber creado Dios una libertad en la que todas las elecciones posibles tuviesen asociadas consecuencias buenas? Pero, ¿qué libertad sería esa, decidme? ¿Qué peso tendría nuestra verdad con una libertad tal que nunca falla? Pero ¿Y si la creación fuese precisamente esa, en la que, respecto a nosotros, el peso de nuestra verdad fuese pleno en tales circunstancias de total ausencia de error? Eso es lo que llamamos perfección, o estado de Bienaventuranza; entonces, ¿por qué no ha hecho la creación del Mundo perfecta a nuestros ojos? O empezando desde otro prisma ¿Por qué conteniendo el mundo mal, se dice que Dios, creador de todo, es bueno? Imaginemos por un momento, que el mal ocurre en orden a la reminiscencia del antes de la Creación. Porque, a nuestros insaciables ojos, la Creación no puede sino separar un antes y un después; un Mundo creado de un mundo sin Creación; un algo que dejó de ser de un algo que empezó a ser; en el fondo, la Creación, nosotros mismos, no puede sino encendernos el pensamiento de hacer algo en lugar de otra cosa. Pero, por mucho que busquemos en caminos que se abren paso entre lo imposible, parece una batalla perdida querer poner fuera de Dios cualquier cosa, incluso el mismo príncipe de los demonios.

Porque por mucho que lo intentemos, ¿qué culpa tienen la mayoría de los perseguidos por las crueles e inhumanas guerras? Aunque digamos que un hombre dominado por la rabia y el odio, que oprime hasta la muerte a su víctima, actúa así, y crea así mal, porque niega a Dios y niega a su prójimo, ¿qué culpa tiene la víctima si ella no los niega? ¿Qué tipo de mal es ese que lo sufre quien hace el bien? Porque cuando se trata de niños, de bebés, que siempre han mirado a los demás como sus otros y a Dios como el calor de su corazón, ¿de qué suyo es consecuencia el mal que les inflige el poseído por el odio? Es como si Dios, habiendo Creado el Mundo, nos hubiese dicho, que no miremos la reminiscencia de lo que ya no es; que aunque sea un peso de nuestro mundo, ya ni siquiera es tal, sino en cuanto que lo busquemos. Pero, es un peso tan vacío, que en unión con nosotros, desata la destrucción de este Mundo. Dios creó el Mundo, lo que implica que quiere que no neguemos nada de lo que es acto en ese acto.

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