Garzón ¿qué es un golpista?

Excmo. Sr. D. Alberto Garzón que estabas en las plazas. Y llamas golpista a un político ¿por qué? Esto nos lo tienes que explicar (en España). Sin duda tendrás información privilegiada. No nos des la fuente, no (como si fueras periodista); pero la información, por lo menos dánosla. No nos dejes con la miel en los labios, pensando que solo tú sabes por qué es un golpista (a quien se lo acabas de llamar). Cuéntanoslo anda. Porque supongo que tú harías lo mismo con alguien que ha hecho lo que sabes que ha hecho tu querido golpista. Me refiero si tuvieses el poder en tu país ¿o ya aplicas esa ley del castigo al golpista en el ámbito de tus competencias? Quiero decir, que ya que justificas la prisión a un golpista, ¿qué haces en tú partido con los que hacen lo mismo? Pero claro, antes tendrías que explicarnos esas prácticas que con tanto celo nos ocultas. Para poder también nosotros vocearte impertérritos.

Mientras tanto, conociéndote (te sigo en el telediario), voy a pensar bien. Voy a creer que no te has mordido la lengua. Que lo de golpista se te ha escapado en un arrebato agorero, y que lo que sabes que no nos quieres contar, no es para tanto. Que no es precisamente parecido a lo que había tras las ejecuciones franquistas contra las valientes defensas de la libertad. Pero, aun pensando bien, sí creo que deberías explicar las razones según las cuales tú juzgas una acción de golpista. Quizás se lo debes a tus votantes, o a tus amigos, o a tu pueblo. Porque, un golpista, para mí, es un dictador. Pero no solo un dictador, porque uno se puede hacer dictador, como bien conoces, habiendo sido aclamado por el pueblo. Sino que además, un golpista es un esclavo de su soberbia. Y ya sabes, que detrás va la ira, y delante la pereza, ese agobiante pecado, que de lo grande que te crees, te acaba arrastrando a hacer cada vez menos esfuerzos por reconocer el bien y desear practicarlo. Esta triada de pecados tiene invadido a todo golpista. Otro día hablamos sobre lo de la ira.

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