¿Obedecer siempre las leyes?

Preguntar si se deben cumplir o no las leyes, es como preguntar qué había antes de la Creación. Y aunque se respondiera que antes estaba Dios, como se revela en el primer versículo del Génesis, o la Palabra ("Logos"), como en el primero del Evangelio de San Juan, la pregunta no se quedaría en algo sencillo de re-comprender.

Sócrates prefirió beber la cicuta antes que escapar incumpliendo la sentencia de muerte. Así palpita en la historia uno de los testimonios más antiguos de cómo la libertad de conciencia debe enfrentarse a la Ley exterior. Se trata, posiblemente, de la cuestión más trascendente de la Filosofía jurídica. Ciertamente, esta cuestión se puede formular con distintas conjugaciones, sea llamando más la atención sobre la obligación, la ley, o la libertad; pero en todas las preguntas estará el por qué obedecer una orden exterior; y esto, supone el punto más trascendente.

Que la respuesta sea o "sí" o "no debe obedecerse", es tanto como responder a la pregunta "¿Has sido o no feliz en tu vida?", con un "sí" o con un "no". Todavía más complicado sería si nos dejasen explicarlo. Yo, por otro lado, este tipo de intimidades, no creo que las deba compartir con el Gobierno. Y es que lo de cumplir o no la Ley, en el fondo, nunca se sabe amigos míos. Por mi parte creo que hay leyes injustas, que quien las hace debe responder de su injusticia, y en su caso, pagar por el daño causado.

Hay que tener mucho cuidado con las consultas estas que hacen los gobiernos, (dicen que las armas las carga el diablo). Y es que no es muy recomendable creerse lo que dicen los representantes políticos. Lo más recomendable es pensar que lo que dicen, en primer lugar, es una especie de trampa para proteger un interés creado a espaldas de los ciudadanos (a eso se le ha llamado "interés de Estado", y modernamente ha sido muy bien resumido por Maquiavelo, aunque su tratamiento encuentra raíces en toda la antigüedad). En segundo lugar, es más recomendable también, pensar que lo que a uno le apetezca responder, seguramente sea algo que al gobernante le interese que se responda (sea en un sentido o en otro). Por lo tanto será necesario repreguntar (cosas como "¿A qué se refiere Vd. exactamente?", "¿Con relación a qué acto concreto se dirige esta pregunta"?, o repreguntas del tipo "¿Qué significa esto o esto otro en el contexto semántico de la pregunta?"), o hacer caso omiso, o esperar a que contesten ellos primero.













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