El plan A

Agotados todavía por la fragosa decimoprimera Legislatura, de nuevo vuelven las agitaciones. En principio, los cuatro grandes bloques políticos han de continuar las conspiraciones contra los distintos candidatos a la Secretaría General del PSOE.

El PP, ocupa la posición más privilegiada. Si continúa como hasta ahora, su horizonte de poder se seguirá despejando. Tiene por delante el camino de reconstruir la ideología franquista que lo aplasta hacia el pasado, guiándose por los modelos de la socialdemocracia liberal y conservadora, dominante en el Norte de Europa. Por otro lado, ha dado un escurridizo salto adelante, y se determina a cambiarse la antigua chaqueta, cosida en la dictadura, pero tremendamente remendada en los años 80 y 90, con la que se han despachado tantas noches de golosas tartas. En esto les lleva ya ventaja a todos los demás, que por motivos distintos cada uno, siguen adaptados a los cánones de corrupción del siglo XX. Quizás el plan A del PP sea apostar por el candidato Sr. Sánchez; porque divide a la izquierda, descarga de concurrencia el centro y parece que, con todo, no le sobra carisma.

Podemos, tiene una navegación a favor de corriente. Podría ser que su plan A fuese el de apostar también por el Sr. Sánchez. A pesar de la aparente química que desune a ambos líderes, el padrinazgo del zapaterismo junto a las cartas credenciales cruzadas que hay entre este sector y Podemos, atan a este candidato en zona muy accesible para sus ataques. En cuanto a estas ofensivas, el terreno también es favorable a Podemos, por cuanto los brotes de la reivindicación que tanto gusta el sanchismo, crecen hoy en día, menos vigorosos al soplo del PSOE.

Ciudadanos, de incierto medio plazo, volátil por su compromiso con la Libertad a la antigua usanza, tiene un corto plazo vertiginoso, lanzado como liebre hacia el Norte. Su plan A, tal vez sea apostar por el Sr. Sánchez también. Desde luego que de todos los candidatos es el que menos les pisa la zona moderada, y todo lo que deje al alejarse del centro, no deja de ser espacio indefinido, entre socialismo democrático y liberalismo progresista. Por otro lado, el Sr. Sánchez parece que sería para Ciudadanos un feliz contrapeso en la retórica anticorrupción con la que ambos intentarían atraerse el "focus". Pero, como dije arriba, esta batalla, se rige por el nuevo color con el que el PP está fabricando su traje.

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