La saca pública

La saca del Tesoro Público es la que más pesa de todas las que nadie pueda acumular. Esto ha sido así durante toda la historia y para todas las civilizaciones.

En consecuencia, el Tesoro Público es la mayor fuente a la que van a beber todo tipo de personas, y cerca de la que se encuentran todo tipo de conductas, con el objetivo de obtener dinero.

La normativa sobre el Tesoro, incluso su concepto jurídico, pertenecen a un mundo profundamente oscuro. Por ejemplo en la Constitución española no aparece ni una sola mención al "Tesoro". Por otro lado la Dirección General del Tesoro y Política Financiera, encuentra su estratégica regulación a nivel prácticamente administrativo.

Naturalmente esta "discreción" del Tesoro Público, es la herencia de un pasado en el que se sobreentendía el derecho de las clases dirigentes sobre los caudales públicos. El analfabetismo al que la mayoría de la población ha sido históricamente condenada, siempre ha podido justificar el hecho de que la administración del dinero público, sea un privilegio de aquellos que gobiernan. Y se comprende que esta diferencia se explotase, casi porque los "ilustrados" habían sido educados para hacer "estas cosas".

El privilegio (una especie de derecho inveterado), de administrar el Tesoro sin control externo, no ha sido actualmente removido. Así, hoy en día, alrededor de esta inmensa saca de dinero concentrado bajo el poder político, rondan multitud de interesados. Las noticias que en estos últimos años salpican los ojos de los ciudadanos, no son sino la punta de un iceberg magnífico, cuyo fondo es permanentemente horadado ante la oscuridad de un océano de cuentas tradicionalmente desfiscalizadas.

No hay más soluciones que reflotar el inmenso iceberg, para que se vean a plena luz sus inmensos agujeros, y aplicar los modernos principios de transparencia a la gestión del Tesoro Público. Una cosa es el presupuesto, y otra es su ejecución.







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