El precio de la inclusión

No hace mucho tiempo que se armó una nueva denuncia pública, relativa a la exclusión social de aquellos que incluso desempeñaban un trabajo remunerado.

Las cuentas sí salen. Préstese atención a los gastos fijos de una persona. En concreto me refiero a los gastos de un ciudadano contemporáneo de clase baja. Estoy hablando de un proletario (sin inmuebles ni vehículo propios). Por ello, sumemos los gastos del transporte público (1), de la habitación (2), del agua, la electricidad y el calor (3), de la alimentación (4), y de la higiene y el vestido (5).

(1) Tomemos un gasto de 50 euros mensuales
(2) Tomemos un gasto de 300 euros mensuales
(3) Tomemos un gasto de 100 euros mensuales
(4) Tomemos un gasto de 4 euros diarios
(5) Tomemos un gasto de 1 euro diario

El total de gasto es de 600 euros/mes.

Ahora tomemos conciencia del caso. El supuesto imagina una situación paupérrima, donde no existen propiedades más allá del vestido y los enseres de la higiene personal y habitacional, y en la que el ocio transcurre con gasto cero, los 365 días del año.

Según datos oficiales, un porcentaje considerable de la población española trabaja por salarios que no superan el 30% de la cifra que ha resultado del cálculo anterior, esto es, por un total no mayor de 780 euros/mes. Si se definiese el ingreso de 600 euros al mes como el salario mínimo de riesgo de exclusión social y el salario umbral de supervivencia, los 180 euros que suponen el aumento del 30%, desde luego que no equivalen al precio de la inclusión social. Partiendo desde el umbral de la supervivencia, desde luego que el precio de la inclusión social es mucho más caro. De hecho, solo el paso de formar una familia, exigiría un incremento que bien podría ser insuficiente con el de un 200 %, para que ningún miembro de la familia quedase por debajo del umbral de la supervivencia.

El caso de la exclusión social de una persona que trabaja por cuenta ajena, es una forma de referir la esclavitud en el contexto actual. En efecto, si una persona trabaja y al mismo tiempo su condición política es de exclusión social, entonces el trabajo que desempeña se da en condiciones clásicas de esclavitud: alguien que por supervivencia vive para el trabajo.

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