Caballo de Troya del populismo

La fuerza de voluntad es una virtud, desde luego, pero no es la Prudencia. Tiene más que ver con la Fortaleza. Pero tampoco siempre es una virtud, porque si la fuerza de la voluntad se usa para ir en contra de la razón, lo que tenemos es un vicio. Más bien, el problema siempre es no usar debidamente la razón.

Bueno, es evidente que esto lo sabemos todos. Que la razón siempre debe estar por encima. Ya. Es verdad. Y no se trata de contestar que cada uno tiene "su razón" (porque este argumento no convence), sino de contestar por qué pueda no ser virtuosa, la práctica de hacer frente a los temores que debiliten una voluntad razonable.

Bueno, sí, la verdad es que así planteado, uno, no sólo tiene derecho, sino hasta la obligación de ser fuerte. Quiero decir, de practicar la Fortaleza (si es prudente).

Es que, se oye muy a menudo a toda clase de personas, insistir en su opinión (como si se tratase de un derecho), sin darse cuenta que toda insistencia que no sea prudente está prohibida por la norma (ya sea a través del Derecho Civil, como con la figura del abuso del Derecho, o de la mala fe, o del fraude; o ya sea a través de los usos sociales, como con la figura del respeto ajeno, o con la de la simple generosidad).

En cualquier caso, se percibe una derivación entre la gente de edad media, a experimentar el valor de la Fortaleza, pero sin Prudencia. Una derivación, en el fondo, a desasistir la razón, a levantar el brazo, el cuello y la mirada por encima de todo lo que no es su propia (imprudente) Fortaleza. Este es el caballo de Troya del populismo.





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