La Sra. Barberá


Pues va a ser cierto que un Gobierno, también tiene lo que es suyo. Vamos, que no todo es del pueblo. Entenderlo es fácil si se mira desde la teoría de los compuestos, pero es más fácil contrastando las cosas: Que la vocación de algo sea servir no significa que no tenga sus propias necesidades.

Entre el escándalo de la Sra. Barberá, que se agarra a apelar al pueblo, es decir, a la parte que la quiso de senadora (a ella misma claro, que para el Senado se marca el nombre), y el abuso que se está ejecutando por los diputados, enredados en el cubo del "no", parece que nos encontramos en la Venecia del siglo XIII, donde de tanto que había, todo era serpiente, Adán y Eva.

Si la Democracia fuese lo que está pasando, la Justicia sería lo que estamos viendo. Así, que ni las palabras se dicen bien, ni lo que está pasando es por el pueblo. Todos necesitan gobernar porque han alcanzado el espacio en el que se gobierna. Sin embargo, la necesidad, es más cosa de animales que de hombres. La cosa del gobierno es mirar al futuro; no al cielo azul de Madrid, sino a lo desconocido, al porvenir; es sacrificar la necesidad por la esperanza.

Lástima que, en el cubo del "no", todos los agujeros sean negros, porque al pueblo nunca le falta su Gobierno.









 

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