El mal (I)

Si nada se moviese no existiría el mal. El dolor que queda, así como las marcas que deja el mal ya hecho, no se pueden entender como el mal en sí mismo, sino como aquello a donde el mal no llegó y donde su recuerdo es signo de esperanza.

El mal no tiene ser. Su naturaleza es movimiento, por lo que sólo es posible hacerlo, y su ser, una vez hecho, no es posible concebirlo más que como una acción carente en absoluto de materia y de ley.

El mal es acción. El bien es ser y es acción. El bien, en la medida en la que es acción se opone al mal; pero en la medida en la que es ser, nada se le opone. La realidad, en cuanto ser, es en su totalidad el bien.

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