La mentira del antecedente (I)

5=2+3; pero también es verdad que 5=4+1 ó 5=1+4 y 5=3+2. Esta afirmación, abre una serie de preguntas en orden a la identidad de los distintos "cincos" que se presentan, pues el otro lado de las igualdades (el lado de los sumandos en la ecuación), parece no coincidir.

En primer lugar, la regla que se puede inducir de los ejemplos, basada en la identidad de los sucesivos "cincos", es la siguiente: "Un mismo resultado puede tener distintos antecedentes". Con esta operación inductiva, se ha generalizado una serie de afirmaciones bajo una regla que explica "algo igual" en cada una de las afirmaciones separadas. Además esta regla, que en principio ha sido dada por las concretas afirmaciones de las que se disponía, puede ser utilizada para intentar explicar, en otras afirmaciones, el "algo igual" que había en las afirmaciones iniciales (en las igualdades del "cinco").

¿En qué otros casos la regla anterior es verdad? ¿Se cumple en otros casos que no sean ecuaciones de sumas? Ciertamente, existen muchos procesos en la realidad en los que aparece un resultado que tiene unos antecedentes. Para formar la serie de afirmaciones en la que aplicar la regla, se deberán agrupar unas cuantas afirmaciones (que no sean sumas de números), en las que el "resultado" de cada una de ellas sea igual y sus respectivos "antecedentes" sean distintos; por ejemplo: Tirar una piedra (como resultado), y por diversión, para dar a la rana, para parar un ataque, etc., (como antecedentes); o, la muerte (como resultado), y por enfermedad, por hambre, por pena, por violencia, etc., (como antecedentes).

Pensemos una primera experiencia que puede compararse con la regla de la que ahora se trata. Por ejemplo, una persona con intención de robar, ante el "resultado" que está observando por el que su víctima, echándose la mano al bolsillo, muestra un arma, desiste de su intención inicial de robarle. Sin embargo, el arma observada, era sólo una apariencia, y en realidad era un brillo con el que jugó la afortunada víctima. Aquí, el ladrón, tiene ante sí un "resultado" (el gesto de la mano al bolsillo), y que él, gracias a la regla de la que se trata, sabe que puede tener distintos "antecedentes" (coger un mechero, resguardarla del frío, o simular un antecedente que disuada al atracador que la víctima había ya descubierto).

La cuestión anterior, en sí misma abre la pregunta de cómo se combina con la regla el hecho del engaño o la mentira. Pues es cierto, que dando a alguien un "cinco", este alguien nada puede decir con certeza sobre si sus antecedentes son "4+1" o "3+2". Esto es, La regla inicial, nos permitiría una deducción: "Si alguien conoce sólo el resultado, no puede conocer sin más el antecedente".

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