El reloj de la mente

La mente puede funcionar en un nivel en el que el pensamiento va recorriendo hechos del pasado que tiene guardados, y que va escogiendo siempre bajo algún principio de unidad, como puede ser el de la persona, el del lugar, el del dolor, el del miedo, el del dinero, los viajes, el tiempo, etc. En este nivel de pensamiento, los recuerdos van yendo de unos hechos a otros, y los criterios mediante los cuales los hechos se van pensando, también van cambiando. En este nivel de funcionamiento, se produce de forma simultánea el juicio sobre cada uno de los hechos recorridos, lo que consiste en asignar a cada uno o a su conjunto, un valor más positivo, más negativo o más ambivalente, junto con el que se guardará de nuevo en la memoria y que en conjunto, gracias al valor asignado, provocará en sí mismo, cuando surja, una respuesta de nuestra voluntad dirigida a favorecer o la unión o la desunión con lo que representa ese hecho o conjunto de hechos unificados. La respuesta de la voluntad, cuando así se produzca, ya sea que venga a predisponer en el sentido de atracción o en el sentido de alejamiento, implica ya desde antes, una disposición personal determinada en relación con los medios personales de defensa, con lo que, en el caso positivo, los medios de defensa vendrán inconscientemente más inhibidos, y en el caso de la valoración negativa, por el contrario, vendrán inconscientemente más estimulados, lo que implicará, igualmente, una predisposición más o menos violenta.

Este nivel de pensamiento, en el que principalmente se recorre el pasado, y en el que las ideas de los hechos guardados en la mente pueden reorganizarse, y se pueden quitar detalles o añadir circunstancias por razón de nuevas explicaciones que se acompañen a los hechos recordados (explicaciones que son facilitadas con el proceso de reorganización de lo recorrido), se produce de forma natural, sin apenas esfuerzo, en condiciones de ausencia de tareas sobre todo, y comprende en todo caso una actividad emocional, tanto proveniente del recorrido por el pasado, como de la nueva actividad de juicio que se va realizando.

Hay otro nivel de pensamiento, en el que los hechos no se le exponen a la mente reorganizándose, y causando nuevos juicios y emociones, sino que son analizados según una inexorable ordenación temporal. En este nivel, la mente también es capaz de sujetar cualquier movimiento que se produce al alcance de nuestro mundo sensorial, incluso aquellos hechos de la mente que se producen en otros de sus niveles, como los dichos antes. La diferencia se encuentra en que el análisis que se causa en este nivel, parte de que la sujeción de los hechos que la mente trae al nivel, se produce necesariamente según una especie de escala propia del nivel y que, a modo de un reloj, y como el nombre que se le da a cada individuo, tiene un número secuencial para cada hecho que se sujeta en este nivel. Así, el análisis que la mente produce, consiste en el inexorable establecimiento de razonamientos causales entre los hechos: Cada hecho de la mente que es añadido entra en este nivel y toma un número del reloj del nivel, y por ello encuentra un orden secuencial que es la base del razonamiento causal. Sin embargo, el orden que este nivel de pensamiento establece no tiene porqué ser un reflejo auténtico de lo ocurrido: pueden faltar hechos, o el número secuencial puede estar ligado al revés o engañosamente.

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