Lógica del mal

Me sobrecoge con frecuencia, al reflexionar sobre la Justicia, la perspectiva sobre la causa del mal. Y un punto de fuga que habitualmente domina el endiablado trayecto, es el mismo origen de todo.

En ese origen, se supone que ya estaría el mal, y entonces mi pregunta es ¿y por qué está creado el mal allí? Inmediatamente se me quiere imponer la idea de un "humanizado" origen de todo, y como consecuencia se quiere imponer la conclusión de un humano "naturalmente malvado". Sin embargo esto no son más que imaginativas asociaciones de impresiones, llevadas por un descontrolado uso del hábito justificador.

No obstante, la línea que une la existencia del mal entre nosotros, con su previa existencia en el "plan" origen de todo, se hace grave y abismalmente oscura: ¿"¡Todo es igual! Por eso digo: Él extermina al íntegro y al malvado"? (Job: 9, 22).

Pienso que el mal puede entenderse como algo que es "hecho" (aquí, entre nosotros me refiero); y que en tanto que es algo que se hace, es diferente del "sufrimiento". Quien mata la vida de un inocente a sus ojos, hace el mal, en el sentido de "lo que se hace". Pero ese mal, a quien llega, a muchos más, lo siente, también como un mal; pero no lo hace: "lo sufre".

El sufrimiento, en cuanto que proviene de un mal que otro hace, y es mal, horror, desolación y destrucción, es llanto en el alma y quejido del corazón, es abatimiento moral y desesperación del pecho, es la pena eterna por los heridos, asaltados y matados, termina en la tierra y en el más allá no existe. Allí, el plan origen de todo, lleva al alma y deja el sufrimiento. Y si el sufrimiento es mal en la dimensión de la persona y de la sociedad, bajo los términos de estas dimensiones, entonces en los términos de la dimensión del más allá, tal sufrimiento se transforma en vida eterna y es un don.

El mal, en cuanto que se hace, lo hace el hombre, porque ¿querría el ser humano no ser libre y no tener la oportunidad de construir el mundo haciendo unas cosas en lugar de otras? El mal lo hacemos nosotros; el mal está aquí, absoluto dentro de los términos de las dimensiones del ser vivo y su sociedad; condenado a un "hacer" responsable, y causante de un sufrimiento mortal: "Quién fijó sus medidas? ¿Lo sabes acaso? ¿Quién tendió sobre ella la cuerda para medir?" (Job: 38, 5).

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