Un mundo sin alma

Es necesario pensar que unas opiniones conducen a otras, igual que unos conocimientos producen otros. Ahora quiero seguir una línea de opiniones que empieza por negar la existencia de Dios. En este caso, es muy probable que después de este punto de partida se tenga que opinar que entonces en el mundo no hay almas, o que la vida humana carece de alma (lo que será dicho de una forma o de otra), o que la vida humana proviene de la vida animal. Después es muy probable que se tenga que opinar que como la vida animal se rige según el principio de la vida o la muerte y del dominio del más fuerte, la base del ser humano, en el fondo, sigue el mismo camino, sea también el que rige la materia animal, o la materia química, o la materia cuántica. Después es probable que se tenga que opinar que la base de la materia o de la energía, es la misma materia, ya sea energía, o tiempo, o espacio, o movimiento o fuerza. Al final quedará que en ese mundo sin alma, ya haya emergido la vida humana o no, el orden es una casualidad más, y la razón es una simple coyuntura universal. Al final quedará que como no hay alma, el ser humano es materia, y como es materia, sus leyes son casuales y contingentes, pues el orden es casual. Después se tendrá que opinar que la verdad es relativa, casual o contingente.


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