Río abajo

Andando salía con penas suyas
por un valle de su mente
que parecía ser real
y otras cosas tristes.

Las burbujas
del río se hacían estrellas
y el aire inmenso
se volvía en caminos trepidados.

Las hojas de los árboles latían
como corazones
y sus ramas cambiaban del rojo
al castaño.

El viento hablaba, atropelladamente,
la montaña miraba,
la tierra oía
y el cielo te abrazaba.

Paso a paso torcía el rostro,
buscando sus ojos y su lengua,
su sangre y su guadaña,
en alguna roca de ese valle.

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