La pirámide política (4)
La subordinación se
opone a la autonomía. La base de la subordinación se encuentra en la facultad
que tiene un sujeto para dirigir a otro. Esta facultad consiste en un poder
capaz de conseguir que el sujeto subordinado se mueva según la voluntad del
sujeto que ostenta el poder.
Se podría sugerir
que todos estamos subordinados a la Ley, y así es en cierto modo; pero la
libertad humana es incompatible con una sujeción plena a la Ley; por lo tanto, los
actos humanos necesariamente encontrarán otra referencia en la voluntad
directa. Las relaciones de subordinación pueden darse entonces, entre dos
sujetos o entre un sujeto y una Ley.
Cuando las
relaciones de subordinación se dan entre dos sujetos, la autonomía de uno de
ellos desaparece. Entonces, su Ley, es la voluntad del otro sujeto. Según esta
sustitución que se acaba de operar, las relaciones de subordinación podrían reducirse a un solo tipo: las dadas entre el
sujeto y la norma ajena a él.
En el sentido
contrario, si un sujeto es autónomo, la norma le es propia, y por lo tanto, no
está subordinado a otra norma ajena. En este caso las relaciones de autonomía,
tienen otro carácter, ya que se encuentran en el ámbito individual del sujeto
autónomo: se trata de la relación del sujeto con su propia capacidad autonormativa. Surge el planteamiento de si la relación de subordinación, en
este ámbito individual, podría reproducirse; pero lo impide que en el esquema
que se produzca ("sujeto subordinado - norma ajena al sujeto"), los
dos términos tienen el mismo ser: el individuo. También surge el planteamiento,
de que la facultad autonormativa, fundada en la libertad, tenga un principio
externo, que trascienda al ser humano; sin embargo por este camino, no creemos
que se llegue ningún punto donde se niegue la autonomía del individuo.
Por exigir la
relación de subordinación la inoperancia de su autonomía, el sujeto
subordinado queda dependiente. Asimismo, la constatación de un déficit en el
sujeto subordinado (en tanto que su voluntad es ineficaz) implica la
superioridad del poder que domina la relación de subordinación. Finalmente, la
necesidad de que la norma ajena al sujeto subordinado, se origine por separado,
implica una prioridad.
En sentido
contrario, por exigir la autonomía la inexistencia de subordinación, surge la
consecuencia de la independencia. Además, por actuar el sujeto autónomo en identidad de
sí mismo, se da la igualdad. Finalmente, el proceso de actividad autonormativa
se caracteriza por la continuidad, puesto que el proceso comienza y termina
en unidad sin posibilidad de separación.
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