La pirámide política (3)
III
Si los elementos que se repiten y que sirven a la unidad para su identidad, son portadores de importancia, ello es en la medida en que la unidad presupone para su identidad precisamente esos elementos y no otros. Es esta su importancia. Es relativa a cada unidad. Por ejemplo, en la unidad formada por el conjunto de "jefes", la importancia que tiene el elemento de "ser titular de una potestad jurídica" (entre algunos otros), tiene una importancia resaltada sólo en relación a la consistencia de esa unidad. El mismo elemento, carece de la misma importancia a la hora de formar la unidad de "jefes competentes", y también a la hora de formar la unidad de "trabajadores".
La formación de toda
unidad requiere un esfuerzo, un trabajo que se traduce en una cierta dinámica.
El caso que corresponde a la actividad humana, más allá del gasto de energía
que implica, exige un proceso de selección. Debido a que el fenómeno de la comprensión
está sujeto a error (ya que la realidad es captada de forma imprecisa por los
sentidos humanos), la selección que exige la formación de una unidad, también
está sujeta a error; y por cuanto los elementos importantes que le dan
identidad, pueden no ser descubiertos en todos los casos, la selección puede
convertirse en irregular.
Un ejemplo de lo
anterior se puede contemplar al realizar una selección de personal bajo el
concepto de "honrados". Pensemos en que el elemento importante para
la unidad y que deba encontrarse en cada caso particular, sea "la voluntad
de ser honrado" (prescindimos ahora de los diferentes efectos que
provienen de distintas definiciones de
la misma unidad: por ejemplo, en la definición de la unidad
"ciudadanos", que puede requerir según unos, el elemento de "ser
hijo de", o según otros, el elemento de "nacer en"). Entonces,
descubrir la "voluntad de cada uno", por cuanto puede ser un proceso
manipulado, conducirá a incluir sujetos deshonrosos en la unidad, o a excluir algunos honrados, lo que como
insistimos, la convertiría, de facto, en
irregular.
La Ley, la que no
hace el hombre, actúa de una forma que no es directa a nuestros ojos. La Ley de
la gravedad, por ejemplo, teniendo la masa como elemento importante para su
acción, no nos descubre claramente esta relación. Por ejemplo, de forma
inmediata, la materia de los árboles, nos enseña que se mueven en sentido
contrario al peso, enmascarando su propia gravidez al crecer hacia arriba. Esta
forma silente de actuar que tiene la Naturaleza a nuestros ojos, nos sugiere
que las unidades que forman sus secretos, existen aunque no las conozcamos o
las conozcamos erróneamente. Sería necesario entender las unidades artificiales
de forma análoga, y en consecuencia partir del presupuesto de una existencia
enmascarada.
Por ejemplo, el
concepto de Justicia, exigiría la concurrencia de un elemento que se repita en
los distintos casos que hayan de integrarse en el mismo concepto. Este elemento
puede presentarse de forma que enmascare su vínculo con la unidad "Justicia",
dificultando de esta forma su selección. Así, si tenemos en cuenta la Igualdad
como elemento importante en relación a la Justicia, existen comportamientos de
la igualdad, como la riqueza de una estrella del futbol, o la de un gran
banquero, que por no ofender directamente la Justicia, podrían suponer el
enmascaramiento de la Igualdad en relación con la Justicia.
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