La pirámide política (2)
II
Nuestro
entendimiento está habituado a trabajar con conceptos. Se trata de ideas. Una
idea puede ser reflejo de algo que está fuera de nosotros (como la imagen de
una mesa cuando cerramos los ojos, o el concepto de justicia que recoge una
constitución cualquiera); también puede ser reflejo de algo que sólo está
dentro de nuestra mente (como un mundo sin pobreza, o una conversación
inventada); o también puede ser que no sea reflejo de nada, sino sencillamente
algo en sí mismo (como si desapareciendo todo lo demás, pudiese subsistir una
idea, aunque sólo fuese por unos segundos).
En cualquiera de los
casos, lo que las ideas reflejan, puede consistir en un conjunto de cosas que
la mente asocia con un concepto (como por ejemplo cuando pienso que voy a
priorizar mis "derechos", ya que el concepto de "derechos"
engloba un conjunto de posiciones jurídicas subjetivas protegidas por la ley).
De esta forma el entendimiento, trabajando con conceptos, confirma la
existencia del fenómeno por el cual una multiplicidad de individuos se vincula
con una unidad.
Aquello a lo que
nosotros denominamos Ley, funciona de alguna manera, en
"generalización". Por ejemplo, la Ley de la gravedad actúa sobre
aquellos objetos que tienen materia y no actúa sobre aquellos que no pesan.
Desde este punto de vista, la ley presupone la existencia de un conjunto de
cosas, todas las cuales poseen algún elemento común (la materia), que se sujeta
a la acción de esa ley. Igualmente por ejemplo, la Ley de acción-reacción, en
tanto que prevé la existencia del dinamismo; pues éste no es ninguna
multiplicidad, sino una forma de unidad, la cual precisamente es la que la ley
contemplaría. Asimismo la ley que establece que un ser vivo necesita
alimentarse para sobrevivir; ordenación ésta, que presupone un esquema
conceptual, cual es, muy resumidamente,
que el gasto de energía necesita ser repuesto.
Según estos
ejemplos, el fenómeno al que aludimos, implica la existencia de unos factores
(elementos) que se repiten y que precisamente son aquellos que sirven para la
unión de la unidad. Estos repetitivos factores, son portadores de importancia.
De hecho, cualquier método que se aplique en un arte, se apoya en distintas
generalidades (unidades), lo que requiere tanto la identificación de los
elementos importantes para seleccionar cada generalidad, como que cada una de
estas unidades genéricas está igualmente dotada de importancia a la vista del
método. Por ejemplo, pongamos uno de los métodos que puedan existir para formar
una opinión conjunta, y que podría basarse en a) la "selección de preguntas", b) "conjunción de
respuestas", c) "fusión" y d) "contraste"; así, cada
uno de estos basamentos es una unidad que engloba una serie de individuos,
donde se repiten los elementos de a) "interrogantes", b)
"respuestas", c) "compatibilidad entre respuestas" y d)
"adecuación". O por ejemplo, el método que dispongamos para evitar un
suceso previsible que nos atemorice; podremos pensar en a) las posibles causas
del suceso, b) las condiciones de esas causas, y c) las formas de evitar estas
condiciones para que el suceso temido no se produzca. Todo esto implica la
existencia de individuos en los que se repiten los importantes elementos,
propios de las unidades generalizadoras.
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