El fin y el humo
La finalidad de las acciones es sólo uno de sus elementos. Como causa,
además, una acción también responde por lo menos a otras tres, según la
doctrina de Aristóteles. Por eso, reducir a la finalidad de los actos el
juicio para justificarlos, es contrario al principio de identidad y por
ende, arbitrario. El valor intrínseco de las acciones tiene como
referencia el contenido del bien y del mal (superiores en orden a la
idea de fin), de forma que las acciones con relevancia moral se
justifican por referencia a la idea de bien o mal y no por referencia a
la idea de fin.
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