Un ideal torcido

Una empresa es una unidad de organización, cuyo espíritu se tizna cuando el reparto del lucro se realiza en razón de la concurrencia en el mercado de trabajo. Además, la cualidad de "unidad organizativa" debería ser considerada como dominante en cada uno de los aspectos de la empresa y considerar a cada operario como una "moneda fundamental". Así, en términos de reparto del lucro de la empresa, ¿qué parte pediría para sí cada operario? Si cada concreto resultado lucrativo, no se puede alcanzar sin el concurso de todas las "monedas fundamentales", ¿qué explicación tiene repartir, en razón de la concurrencia del mercado de trabajo? ¡Un resultado dependiente de condiciones internas (unidad de organización), se imputa atendiendo a condiciones externas (competencia en el mercado laboral)! Ningún buen empresario aspira a un mal grupo organizado; por el contrario, una de sus mayores aspiraciones será siempre un buen conjunto de personas bien organizadas, lo que mucho dista del bastardo ideal de un conjunto de personas bien baratas.

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